COLLECTING MESOAMERICAN ART BEFORE 1940
A New World of Latin American Antiquities
edited by: Andrew D. Turner and Megan E. O´Neil
The Chimalli in Chapultepec: A Mexica Shield Repatriated by Austrian Habsburgs
Laura Filloy & María Olvido Moreno
En este capítulo las autoras exponen la biografía cultural de un singular
chimalli mexica. Después de haberse resguardado en castillos y arsenales europeos, este escudo actualmente se conserva en las colecciones del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, en la Ciudad de México. Su historia está asociada a cuatro emperadores: Motecuhzoma Xocoyotzin, Carlos V, Francisco José y Maximiliano, los tres últimos de la casa Habsburgo. A lo largo del texto se destacan aspectos singulares de este objeto perteneciente a un grupo de cuatro escudos emplumados que datan de finales del siglo
XV y principios del
XVI, posiblemente elaborados en talleres de la gran Tenochtitlan. Por el diseño de su campo con bandas semicirculares y cuatro crecientes, su nombre en náhuatl es
cuexyo chimalli, que quiere decir “escudo huasteco”. Estamos frente al único ejemplar en su tipo que cruzó dos veces el Atlántico: salió en el marco de la Conquista y regresó en enero de 1866 a su lugar de origen en territorio mexicano, gracias a las buenas gestiones de Maximiliano. Si consideramos que entre 1518 y 1524 alrededor de 200 escudos se enviaron a Europa como muestra de las riquezas del Nuevo Continente, este hecho es significativo. Se trata de una pieza que en cinco siglos ha cambiado de uso y significado: para los guerreros indígenas de alto rango fue insignia y arma defensiva; en manos de los conquistadores se convirtió en preciado regalo, muestra del despojo que hacían a los locales y digno de las altas clases sociales del Viejo Continente; y cuando se asoció al emperador mexica, se consideró una especie de trofeo y talismán; para en el siglo
XXI ser un objeto único de estudios científicos que nos revelan la riqueza de sus componentes y materiales constitutivos: láminas de oro en forma de media luna, fragmentos de piel de ocelote, más de 27 mil plumas multicolor de diversas especies de aves, textiles de algodón, fibras de agave y varillas de otate, todos magistralmente ensamblados.